Las crecientes tasas de demencia (que se prevé alcancen el millón de casos anuales en 2060) subrayan la urgencia de adoptar estrategias preventivas. Si bien la genética influye, aproximadamente el 40% de los casos de demencia son potencialmente evitables mediante ajustes en el estilo de vida. Los propios neurólogos practican varios comportamientos diarios para reducir su propio riesgo, algunos de los cuales pueden parecer sorprendentes. No se trata de cambios radicales, sino de integrar pequeños y consistentes hábitos en la vida diaria.
El poder del movimiento: más allá del ejercicio
Los neurólogos interrumpen intencionalmente estar sentado durante mucho tiempo. El Dr. Gabriel Leger, por ejemplo, camina hasta la oficina de un colega en lugar de enviar un correo electrónico, simplemente porque el movimiento es beneficioso. Las investigaciones confirman que estar demasiado tiempo sentado (más de 10 horas diarias) aumenta el riesgo de demencia. No se trata sólo de ir al gimnasio; se trata de actividad física intermitente durante todo el día. La quietud prolongada no es natural para el cuerpo humano y el movimiento constante mantiene la función cognitiva más aguda.
Priorizar la interacción cara a cara
El compromiso social es un factor crítico que a menudo se pasa por alto. Leger elige activamente las conversaciones en persona en lugar de la comunicación digital siempre que sea posible. El cerebro se nutre de una estimulación social compleja: procesar el lenguaje, interpretar señales y participar en intercambios dinámicos. No se trata simplemente de sentirse conectado; se trata de forjar nuevas vías neuronales y mantener la flexibilidad cognitiva. La interacción social es un estimulador cerebral tan potente como la educación formal.
Los beneficios inesperados de tener una mascota
El cuidado de las mascotas, especialmente tener un perro, proporciona una estructura y una responsabilidad que los neurólogos reconocen como valiosas para la salud cognitiva. El acto de cuidar a un animal (alimentarlo, caminar, socializar en el parque) ofrece estimulación mental diaria, compromiso social y actividad física. La rutina refuerza un sentido de propósito, que en sí mismo protege contra el deterioro cognitivo.
Opciones dietéticas: evitar los alimentos procesados y priorizar el aceite de oliva
Los neurólogos hacen hincapié en evitar alimentos altamente procesados, pesticidas y conservantes. El Dr. Leger prioriza los productos orgánicos cuando es posible, reconociendo la sensibilidad del cerebro a las toxinas. Igual de importante es incorporar aceite de oliva virgen extra a la dieta. El Dr. Roman consume una cucharada diaria, citando el vínculo de la dieta mediterránea con vasos sanguíneos más sanos. El cerebro tiene más vasos sanguíneos que cualquier otro órgano y el aceite de oliva ayuda a mantener su funcionamiento. La calidad importa: elija aceites de la cosecha actual almacenados en recipientes oscuros para preservar la potencia.
El resultado final
Si bien la genética importa, el estilo de vida juega un papel importante en la prevención de la demencia. Los neurólogos demuestran que pequeños hábitos constantes (movimiento, interacción social, tenencia responsable de mascotas y una dieta consciente) pueden reducir el riesgo en conjunto. Estos no son cambios revolucionarios, sino pasos prácticos basados en la comprensión neurológica. Priorizar estos comportamientos es una estrategia proactiva para la salud cognitiva a largo plazo.



























